La situacion de la marihuana en america latina, ecuador y la comunidad extranjera de cuenca; los tiempos estan cambiando

Por Sylvan Hardy

Uruguay se ha convertido en uno de los pocos países en el mundo que ha legalizado y regularizado la venta recreativa de marihuana, con su primer y único mercado estatal de marihuana del mundo. Una ley colectiva de marihuana fue aprobada en el año 2013, de los cuales sobresalen dos elementos de gran importancia.

En primer lugar, las personas ahora pueden cultivar hasta seis plantas (17 onzas) en su hogar; en segundo lugar, los clubes de marihuana de hasta 45 personas pueden unirse para producir marihuana en comunidad (hasta 99 plantas por año).

El destino de los aspectos más controversiales de esta ley __ la aprobación de licencias a los agricultores para la producción a gran escala, el registro del usuario en una base de datos nacional para la compra de hasta casi una onza y media al mes, impuestos, control de calidad, y la venta de marihuana controlado por el Estado a los consumidores en las farmacias __ sigue siendo indefinido.

Aunque Uruguay ha tomado la iniciativa, muchos países latinoamericanos han implementado o están considerando la despenalización o legalización absoluta del consumo de marihuana.

Existe un acuerdo casi universal entre América Central y América del Sur acerca de que la corriente estadounidense y sus esfuerzos dirigidos al control de drogas ilegales han fallado. Aunque no ha sido declarado, existe la sensación entre los líderes del gobierno, que América Latina ha llevado la peor parte de la sangrienta represión por parte de los EE.UU. además del apetito insaciable de drogas por parte de Europa.

Según Wikipedia, la Argentina ha despenalizado la marihuana, tolerándola para el consumo privado; la marihuana también se despenalizó en Colombia (la posesión de hasta 22 gramos para uso personal) y Perú (hasta ocho gramos); y en Chile, la posesión sigue siendo ilegal, pero la tenencia de marihuana medicinal ha sido despenalizada.

En junio del 2013, Ecuador, también, despenalizó la posesión de pequeñas cantidades (10 gramos) de marihuana, cuando el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (CONSEP) publicó una tabla de límites de posesión de drogas.

La norma no constituía una “legalización” de la marihuana (y otras tres drogas); más bien, se ordenó a la policía no hacer arrestos por cantidades inferiores a los límites indicados en la tabla CONSEP.

Como ocurre en todo el mundo, en Ecuador, la legalidad o no de la marihuana parece tener poca relación con su popularidad entre los usuarios. La marihuana crece todo el año en Ecuador, cuyo clima es favorable para su cultivo. Los conocedores coinciden en que la cepa de marihuana de Ecuador es de mediana calidad, lo que se refleja en su precio. La compra a los productores o intermediarios locales, de una onza de cannabis de baja calidad se efectúa a un precio muy bajo como $ 30, mientras que la de mediana calidad cuesta $ 50 y la de alta calidad puede costar hasta $ 75. Las cepas notables, como Punto Rojo, Mango, Skunk y Chola, algunos de los cuales provienen de Perú y Colombia, pueden costar hasta $ 300 la onza.

Aunque el cultivo y venta de cannabis está estrictamente prohibido, el uso personal se ha tolerado ampliamente durante la administración del Presidente Rafael Correa. Usted puede olfatear el aroma penetrante de la quema de cannabis en muchas calles y escaleras públicas en Cuenca, a menudo cerca de la policía, quienes no están buscando arrestar a los fumadores de marihuana.

Los extranjeros procedentes de América del Norte, muchos de los cuales han estado fumando hierba durante décadas, logran encontrar su droga de elección, ya sea en cantidades no penalizadas o ilegales, a través de pequeñas redes informales de amigos y compañeros cabecillas en venta de marihuana. Las mayoría de ofertas son casi totalmente privadas, aunque he oído que, al menos en un caso, algún gringo se acerco a alguno de los comerciantes de marihuana ecuatorianos conocidos por la policía, y en silencio advirtió de llevar su negocio a otra parte.

La última moda en la comunidad de extranjeros se centra en el consumo de “bombones”, o chocolates fusionados con cannabis. Las recetas varían de una cocina a otra, por supuesto, pero la idea básica consiste en triturar la cepa finamente en una licuadora, y luego combinarlo con mantequilla derretida y cocinar a baja temperatura (la cocción ideal de una cepa es a fuego lento) durante 30 a 60 minutos (o más); agregar el chocolate derretido, mezclar bien, verter en un molde de chocolate, y refrigerar. Una libra de mantequilla, una libra de chocolate, y una onza de marihuana harán aproximadamente 100 bombones. Otros ingredientes pueden incluir esencia de vainilla o extracto de menta, crema de leche y frutos secos.

Un entusiasta de estos bombones afirma que Cuenca se ha convertido en un lugar básicamente diferente desde la introducción de los chocolates de marihuana hace un año atrás o menos.

“En algunos aspectos sorprendentes, Cuenca ahora me recuerda a Greenwich Village en los años sesenta y setenta”, dice. “En un momento dado, al menos un centenar de extranjeros están flotando, literalmente, por la ciudad, bajo el efecto de los bombones, emitiendo buenas vibras, que, en mi opinión de todos modos, deberán recorrer un largo camino para contrarrestar la agresividad que es común a los bebedores de alcohol”.

“Y, por supuesto, a puerta cerrada, otro centenar experimentan otros tipos de vibras. Debido a que los caramelos se ingieren y se metabolizan en el hígado, donde se convierten en un metabolito activo que causa efectos intensamente altos y más fuertes en el cuerpo. Más allá de eso, lo dejo a su imaginación”.